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17-Aug-2005 -- Cuando buscaba información en Internet, sin recordar cómo, me topé con el sitio de Confluencias. De inmediato llamó mi atención, no tanto por los muchos intereses que tengo relacionados con el proyecto, sino por la forma como un grupo creciente de ciudadanos están construyendo un banco de información, de fotografías y experiencias, referenciado geográficamente, que será un patrimonio para la humanidad. Debe destacarse en este proyecto la contribución altruista de miles de personas en todo el mundo que, haciendo un lado ciudadanía, raza, religión y otras variables que a veces separan a las personas, dedican su esfuerzo a conseguir la información deseada. Con seguridad, si este esfuerzo de colaboración se trasladara a otros aspectos de la convivencia internacional, se generaría un mejor mundo.
Yo vivo en Monterrey, Nuevo León. Cuando supe del proyecto mi primer intento fue visitar algún sitio en el estado. Descubrí que los siete puntos ya se habían visitado, aunque dos de ellos todavía estaban en estatus de incompleto. Decidí buscar en Coahuila ubicaciones que no se hubieran visitado, y encontré los puntos: 27N, 101W y 28N, 101W. Desempolvé unas cartas de navegación aéreas que tenía para estudiar bien el acceso a los puntos seleccionados.
Escogí primeramente el punto 28N, 101W ya que un mapa indicaba que había una brecha de Sabinas, Coahuila a Puente Negro, paralela a la vía de ferrocarril, y Puente Negro se ubicaba relativamente cerca del sitio. Descubrí además en un mapa que una línea de energía eléctrica pasaba casi arriba del punto.
Puente Negro es una pequeña ranchería en donde habitan pocas familias pertenecientes a un ejido. El ejido es una forma de organización social en donde varias familias comparten un gran terreno y practican generalmente algunas actividades agrícolas o ganaderas. La tierra en esta zona es muy árida, al grado que algunas familias viven solamente de unas cuantas cabras que la porción de tierra que les toca les permite tener.
Decidí hacer el viaje solo y, en caso necesario, buscar ayuda en los últimos kilómetros. Recorrí los 300 kilómetros de Monterrey a Sabinas en unas 3 horas y al llegar me encontré con un vado sobrepasado por unos 20 centímetros por el agua del río. Todavía está presente el impacto del huracán Emily que hace un mes llegó a la zona. No se a dónde va toda esta agua; sin embargo, a las familias de Puente Negro no les llega nada.
Como sabía que la brecha corría paralela a la vía de tren, en mi recorrido de Sabinas a Puente Negro traté de quedarme lo más cerca posible de la vía, aunque a veces se perdía de vista. En un momento vi, sobre una ladera, a mi derecha, una camioneta viajando en sentido contrario seguramente a más de 100 kilómetros por hora. Pensé que quizá habría una carretera nueva que no aparecía en el mapa. Cuando se acercó la camioneta, me di cuenta que era un vehículo de mantenimiento de Ferrocarriles de México, equipado con ruedas especiales.
Continué manejando, ya no por la brecha, sino por veredas que seguían razonablemente paralelas a la vía de tren, hasta que de pronto llegué a un lugar en donde ya era imposible seguir adelante. Según mis cálculos, debía de estar como a dos kilómetros del punto. Había que cruzar varias cercas de púas y recorrer un camino por un campo con algo de maleza y diversas plantas con espinas. Pensé que no sería conveniente que a mis sesenta y muchos años hiciera solo ese recorrido. Vi algunas cabras y las seguí hasta encontrar a la persona que las cuidaba. Camilo Campos Torres de inmediato se ofreció a acompañarme. Después de un par de cercas cruzadas y varios raspones en las piernas y la espalda, llegamos a las torres de la Comisión Federal de Electricidad. De ahí el recorrido fue sencillo pues había mucha menos maleza bajo las torres. El punto estaba como a 40 metros de una torre.
Camilo me invitó a conocer su casa. Ésta era en pequeño tejabán sin electricidad ni agua, en la cual vivían el, su esposa y siete de sus nueve hijos. Solamente dos de ellos quisieron posar para la foto. Le traté de dar una pequeña recompensa a Camilo, la cual no quiso aceptar. Finalmente le puse en el bolsillo de la camisa algo y me despedí pensando que sus hijos de seguro estarán muy cerca de 28N, 101W, mientras otras personas estarán caminando en Marte.
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17-Aug-2005 -- I learned by chance, while surfing the web, about the confluence program. I have no idea who created this project, but I think that is an excellent example of what a group of people, with common interests, can accomplish. If a large corporation, like the World Bank, wanted to obtain the information that the confluence program is providing, it will certainly have to set aside several million dollars to accomplish the task. Here, in this space, a very useful data base of pictures and experiences of the entire world is being created thanks to the effort of many enthusiastic people and the creators of the program.
I live in Monterrey Mexico in the State on Nuevo Leon. We only have 5 confluence points, and all were visited previously although a couple of them are still incomplete.
I looked at neighboring states and found that the State of Coahuila had 15 points and only seven of them were visited. I chose 28N 101W and 27N 101 W and made a trip to see if I could visit one of them.
My first try was 28N 101W as according with some maps I found, was relatively close to a wagon trail connecting Sabinas Coahuila and Puente Negro. Puente Negro is almost a ghost town that used to be more prosperous when mining was active, but now only a few families live there trying to grow goats in an arid land that even snakes don’t dare to be there. Sabinas had also been a very prominent city as there were several large international refining companies. Now it is moving to other manufacturing areas.
I decided to make the trip alone, and if needed, I would get some help in the last mile. I drove northwest from Monterrey for about 200 miles. Just as I entered Sabinas I found that the river was still flooded with the rains that the storm Emily brought about a month ago. I had to cross a road with running water about 10 inches deep. I later thought how cruel life is with so much water wasted in one place and just 30 miles away people almost ding for lack of water.
I knew that the railroad goes through Puente Negro, so I tried to stay as close to the tracks as possible. At one time I saw a late model pickup coming in an opposite direction, certainly at a speed of over 60 mph and thought that maybe there was a new highway not shown on the map. The pickup happened to be a railroad maintenance vehicle that was traveling using the tracks with special tires.
I drove as close as I could get with my 1998 Cherokee. The point was probably a couple of miles away. It shouldn’t be much of a walk, but for someone in his upper sixties, I thought that maybe it will be foolish to take that walk alone. I followed some goats and found the herd keeper. I told him about my intentions and he immediately offered himself to walk with me. He always thought that the point I was looking for was marked in the ground by a stake or a stone. Coordinates were too much for him.
He walked about 30 feet behind me as I was using my gps to locate the point. The maps showed that there was an electrical line going almost over the point. So once we arrived to the power lines, we just followed them and pretty soon we were over it. There was nothing, except the power lines, in any direction.
Camilo Campos Torres, my companion asked me if I wanted to come to his place. He lived in a small hut with his family. All were very nice. He has 9 children. Only two accepted to be on the photo. Before I left, I offer a tip to him, and he did not want to accept it. I put some money in his shirt pocket and left the place. Camilo’s children will probably be there while other people are walking on Mars.