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12-Jun-2005 --
PRIMER CACERIA EN SOLITARIO:
Después de trabajar, el sábado 11 de junio, se me ocurrió salir a buscar confluencias, pese a que esta oportunidad no tendría a mi compañero habitual, puesto que Atilio se había ido a Buenos Aires a ver a su familia. Así que, para hacerla diferente, tiré la carpa, la bolsa de dormir y algo para comer (y tomar) arriba de la chata y salí desde Santa Rosa hacia el Parque Nacional Lihuel Calel (http://todo-argentina.net/Geografia/Parques/lapampa/Parque_Nacional_Lihuel_Calel/)
donde pasaría la noche acampando en las hermosas y sorprendentes serranías pampeanas, muy cerca de la confluencia 38°S 66°W, que parecía estar a la vera de la Laguna La Dulce a unos 30 km de allí. En realidad me había propuesto capturar dos confluencias sobre el meridiano 66° W, la 38°S y la 37°S en el mismo día, así que era oportuno estar temprano cerca de la primera.
Llegué al parque casi de noche, armé la carpa y disfruté de la soledad y de un cielo con una cantidad increíble de estrellas, mientras cenaba frugalmente y brindaba con un buen vaso de vino por la buena idea.
El Domingo amaneció un día espectacular, desayuné, cargué mis cosas en la camioneta y salí rumbo a Puelches muy temprano, donde reaprovisionaría combustible, antes de largarme al desierto, sin saber que volvería varias veces durante el día al pueblo. Tomé la Ruta 107, que va bordeando el río Salado y las Lagunas La Dulce y Urre Lauquen. El GPS me indicaba que me iba acercando a la confluencia 38°S 66°W y cuando estaba a unos 5 km al este de la misma, me detuve a conversar con un solitario maquinista de Vialidad Provincial, Don Abel Ziarriz (el “Rubio) que estaba manteniendo la traza del acueducto que va de La Reforma a Puelches, en el medio del monte.
Le conté lo que andaba buscando y como siempre ocurre en estos lugares, se acabó mi soledad, puesto que se ofreció desinteresadamente a acompañarme. Mientras analizábamos como podía abordar la confluencia, varios vehículos que pasaban por esta solitaria ruta, como es costumbre, se detuvieron a ver que pasaba: en estas soledades todos se conocen y se detienen a conversar.
Es así como llegamos entre todos a la conclusión, que mi objetivo estaba en el campo “El Desafío Pampeano” y que para evitar problemas sería mejor ir a pedir permiso a su dueño en el pueblo de Puelches, el “Quitito” Durán. Así junto con el “Rubio” y su perro Ciro, que se subió a la chata como si siempre hubiera viajado en ella, volvimos a Puelches.
El dueño no estaba, pero en su casa nos dieron el dato de uno de los puesteros, el “Cacho” Navarro. Fuimos a su casa y de nuevo, para mi sorpresa, no solo nos dio el permiso para ir sino que se ofreció a venir con nosotros. A mí me resultaba cara conocida y resulta que, mientras viajábamos caímos en la cuenta que resultó ser un operario que había trabajado para mí cuando construimos la línea eléctrica de 132 kV Puelches – Pichi Mahuida. El mundo es chico.
Tomamos de nuevo la ruta 107 y un poco al norte del paralelo 38, doblamos hacia el oeste y entramos al campo, donde ubicamos un potrero de unos 5 km de lado que indudablemente incluía la confluencia. Todos estos potreros tienen una picada perimetral y rara vez se puede acceder con vehículos a su interior, sólo se ingresa a caballo. Empezamos a recorrer el perímetro, pasando por la ribera de la enorme laguna La Dulce y, después de rodear casi completamente la confluencia, sólo nos pudimos acercarnos a 2300 metros desde el oeste de la misma.
Antes de largarnos a caminar, estuve mirando el monte y noté que había cierta posibilidad de meterse con la camioneta un poco más, ya que se podía abrir el alambrado. El puestero no estaba muy convencido, pero ante mi insistencia, accedió. Evidentemente no tenía ganas de cambiar neumáticos pinchados. En forma muy lenta, empezamos a pasar por encima de jarillas y alpatacos que caían a nuestro paso y logramos acercarnos a 1500 metros a pleno off road, donde decidimos parar porque pese a estar la vegetación más abierta, era producto de un viejo incendio y los pequeños troncos quemados de las jarillas eran un peligro demasiado grande para los neumáticos, cual filosos y amenazantes cuchillos.
Descendimos de la camioneta y comenzamos a caminar hacia este; al cabo de un rato, llegamos los cuatro a la confluencia, desde donde se podía apreciar hacia el este la silueta de las sierras de Lihuel Calel. Misión cumplida: no teníamos minutos y segundos en el GPS.
Regresamos a la casilla rodante del Rubio sobre la ruta 107 y “almorzamos” un poco de queso y salame que yo traía, además de brindar por el logro conseguido con un buen vino rosado especial para la oportunidad. Volví a Puelches a llevarlo a Navarro a su casa, siempre con el Rubio de acompañante y a eso de las cuatro de la tarde estábamos de nuevo sobre la ruta 107 como al principio. Me despedí del Rubio, todo un personaje y por supuesto un nuevo amigo, y pese a que ya no tendría luz para intentar la otra confluencia me largué hacia el norte, al menos para asomarme a la zona.
Así es como recorrí la solitaria ruta 107 hasta La Reforma, la que debe ser imposible de circular cuando llueve ya que su traza se halla sobre el cauce del río Salado; después, cayendo la tarde seguí hacia el norte por la ruta 17 y al cruzar la ruta 143 doblé hacia al este rumbo a Chacharramendi, donde el asfalto me llevaría de vuelta a Santa Rosa. Al llegar a la 143, se hizo de noche y, para mi sorpresa, dado que en algunos folletos está promocionada como el “Corredor Bioceánico” me encontré con unos terribles arenales, que varias veces estuvieron a punto de atraparme. La segunda de baja de la Suzuki se banca cualquier cosa. Pasé a unos 25 km de la otra confluencia pero no fue suficiente para anotarla como “visita incompleta”, así que la próxima vez será.
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12-Jun-2005 --
FIRST LONELY HUNTING
After working, Saturday June 11th, I believed interesting to go to look for confluences although in this opportunity, my usual partner Atilio, wouldn’t go with me because he was gone to Buenos Aires to see his family.
This time, for doing it different, I took my tent, my sleeping bag and something to eat (and drink) and I went away from Santa Rosa to Lihuel Calel National Park (http://todo-argentina.net/Geografia/Parques/lapampa/Parque_Nacional_Lihuel_Calel/), where I would sleep in my tent at the foothills of the beautiful and surprising pampeans mountains, very near of the DC 38°S 66°W. I proposed myself to catch two confluences on meridian 66° W, the 38°S and the 37°S in the same day, so it was good to stay early near the first DC.
I arrived to the park almost at night. I built the tent and enjoyed the loneliness and the heaven with an incredible quantity of stars, meanwhile I had a light dinner and a good glass of rose wine. Sunday morning, the day dawned sensational. Very early, I had breakfast, put my things in the pick up and went away to Puelches, where I refilled the tank before going into the desert. I didn’t know that I would return many times to this town in the day. I took the 107 road, between the lakes “La Dulce” and “Urre Lauquen” along the west coast of the Salado river and when the GPS indicated 5 km to DC 38°S 66°W , I stopped to talk with a lonely driver of a motor grader of Vialidad Provincial, Abel Ziarriz (el “Rubio), who was working there.
I talked about my intentions and like always happens in these places, my loneliness was finished because he offered to go with me. Meanwhile we analysed how we can reach the DC, some vehicles that passed by stopped to offer help. In these lonely places, all people know each other. Among all, we arrived at the conclusion that the confluence was inside the property “El Desafío Pampeano”.
To avoid problems for the access it would be better to ask permission to the owner, “Quitito” Duran in Puelches town.
Rubio and his dog, Ciro, ascended to my Suzuki, Ciro looked like as always travelled in my car. The owner wasn’t at home, but his sister indicated us the address of the peasant in charge of the ranch, “Cacho” Navarro. We went there and again, it was easy to get the permit. He acceded immediately to allow us the entrance and he offered to go with us to reach the DC.
To me, the Cacho´s face looked like known. When we talk to him during the trip, we realized ourselves that he had worked with me in the transmission line Puelches – Pichi Mahuida, some years ago. The world is very small.
We took again 107 road and a little to the north of parallel 38, we turned left to the west and went into the ranch “El Desafío Pampeano” where found a “potrero” (piece of land limited by a fence for breeding cows inside it) of 5 kilometres per side that undoubtedly included the DC. These “potreros” have a track in the perimeter and seldom there are possibilities to access by car because the peasant enter riding horses.
We began to navigate the perimeter clockwise across the coast of the big “La Dulce” lake and after to surround almost completely the DC, we were only at 2300 meters to the east of it.
The next sep would be to walk but I saw the forest and realized that there were some chances to progress with my car because the fence had some type of gate and the forest wasn’t very closed. “Cacho” didn´t want to enter with the car because he was afraid the tires would puncture. I insisted and he acceded.
Plenty of “off road”, we went into slowly on “alpatacos” and “jarillas" and we reached another fence at 1500 meters of the CP. We left the Suzuki and we walked to the east to the CP. After fifteen minutes, we reached the CP bordered by the silhouette of Lihuel Calel mountains. Mission accomplished: no minutes and no seconds in the GPS display.
We went back over our steps and we returned to the trailer of “Rubio” on 107 road where we had a light lunch with cheese, salami and rose wine to celebrate the success.
After lunch, I returned again to Puelches to leave Cacho at his house. Rubio and Ciro always with me in the car. At 4 pm, I went back on 107 route in the same place where in the morning I found them. I thanked and greeted Rubio, a new friend.
Although the sunlight wouldn’t be enough to attempt another DC, I went to the north at least to see the place. So I was leaded by the lonely 107 road to La Reforma town; this route sure is impossible to pass if it is raining because is built over the riverbed of the Salado river. When the sunlight was disappearing I continued to the north by 17 route and then turn right to the east by 143 route to Chacharramendi where the asphalt waited to lead me to Santa Rosa.
To my surprise, 143 route, promoted like “Corredor Bioceánico” was awful: unbelievable sandy paths in many times were ready to catch me in the middle of the darkness. My Suzuki in Low 4WD is an hero (the driver too) . I was at 25 km of the another DC but not enough to submit as “incomplete visit”. It will be next time.